La estructura del hato en una finca ganadera es mucho más que simplemente contar cabezas de ganado. Es una ciencia en sí misma, con un impacto directo en la viabilidad económica del negocio. Desde el número de vacas en producción hasta la proporción adecuada de vacas secas y reemplazos, cada categoría de animal juega un papel crucial en el rendimiento general de la finca. Sin embargo, la falta de comprensión o seguimiento de esta estructura puede llevar a desequilibrios financieros significativos. Exploraremos aquí la importancia de mantener una distribución adecuada de animales en una finca ganadera, así como los desafíos y mejores prácticas asociadas con ello.

La estructura del Hato

La estructura del hato se define como la distribución actual de cada una de las categorías de animales de la finca y tiene un impacto en el rendimiento económico de las fincas.
Vacas en Producción, Vacas Secas, Reemplazos.
El inventario de animales según las categorías de producción presenta constantes movimientos, debido al estado fisiológico de las vacas (novillas a vaca, vaca seca a vaca en producción, etc.) y tiene que ver directamente con la liquidez monetaria de la finca, y nos indica si tenemos que vender o comprar animales, ya sea vacas en producción, terneros para engordar o terneras para criar. Este escenario modifica los inventarios. Por tal razón el productor debe o tiene que conocer el total de inventario de animales en la finca, y que el 50 % del inventario debe estar en producción, un 10 – 15% debe ser de vacas secas, y el 35 – 40% debe ser nuestro reemplazos, es allí donde en la mayoría de nuestras fincas registran problemas de rentabilidad porque se desconoce el inventario de reemplazos y por lo general se crían mas terneras de lo que se deben criar y eso representa un gasto excesivo en la alimentación y manejo de las terneras. Tenemos que recalcar que la ternera de reemplazo tiene que verse como una inversión a futura y no como un gasto, porque ella será la futura vaca en producción, y si queremos una buena vaca tenemos que invertir en ella.

Un problema latente en la gran mayoría de nuestras fincas lecheras a nivel nacional es que se desconoce la distribución del inventario de los animales dentro de la finca. Igual detalle sucede con las vacas secas, encontramos muchos casos donde el numero de vacas en producción es igual al de las vacas secas, situación que representa también un desbalance económico, una finca lechera correctamente manejada debe tener entre 80 – 85% del total de inventario de las vacas ya lactantes o adultas y el 15 – 20% deben ser vacas secas. Las fincas que, por lo general, manejan estos parámetros son las fincas con mejor rentabilidad, esto tiene gran importancia cuando se logran registros dentro de la finca, porque para conocer o saber como estan los indicadores o parámetros tenemos que apoyarnos de los registros, es allí de la importancia de los registros en las fincas.

Otro detalle importante es conocer a que edad estan pariendo las novillas, encontramos en muchas fincas novillas que logran el primer parto a los 48 y hasta 60 meses. Cuando el rango aceptable es que logren el primer parto entre los 26 a 28 meses de edad. Otro detalle importante es conocer que porcentaje de esas novillas de reemplazos mayores de 18 meses estan preñadas que debemos tener como parámetro un 75 % o más.

La correcta estructura del hato es un pilar fundamental para la rentabilidad y sostenibilidad de una finca ganadera. Desde asegurar que el 50% del inventario esté en producción, hasta mantener un equilibrio adecuado entre vacas secas y reemplazos, cada aspecto de la distribución de animales tiene un impacto directo en la salud financiera del negocio. Es crucial que los productores ganaderos comprendan y monitoreen de cerca esta estructura, utilizando registros precisos para tomar decisiones informadas. Al hacerlo, no solo garantizan una gestión eficiente del hato actual, sino que también invierten en el futuro de su operación, asegurando una base sólida para el crecimiento y la prosperidad a largo plazo.

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